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La superpotencia sobreestimulada

RUCHIR SHARMA© 2024 The Financial Times Ltd.

Por: RUCHIR SHARMA | Publicado: Martes 30 de abril de 2024 a las 04:00 hrs.
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RUCHIR SHARMA

Los modelos de previsión convencionales han estado más errados de lo habitual con respecto a la sólida recuperación pospandémica de Estados Unidos. ¿Por qué? Quizás la explicación más soslayada de la resiliencia estadounidense sea que, mucho más que otros países desarrollados, EEUU siguió estimulando su economía mucho después de que terminó la recesión de 2020.

Parte de ese estímulo fiscal y monetario sigue fluyendo por el sistema, manteniendo el crecimiento artificialmente alto e inflando los precios al consumidor y de los activos.

Tras la pandemia, los presidentes Donald Trump y Joe Biden desplegaron unos US$ 10 billones en nuevos gastos, de los cuales, US$ 8 billones se gastaron una vez superada la breve recesión inducida por los confinamientos de principios de 2020. El gasto público estadounidense se ha situado a un nivel anual de unos US$ 2 billones por encima de la norma previa a la pandemia, y están en vías de batir récords como porcentaje del PIB.

“Una de las razones soslayadas de la resiliencia de EEUU es que los estímulos siguen fluyendo por la economía”.

Mientras tanto, el resto del mundo desarrollado ha ido en otra dirección. En los años transcurridos desde el inicio de la pandemia, los crecientes déficits ascendieron a un acumulado del 40% del PIB en EEUU, el doble del promedio en Europa y un tercio más que en el Reino Unido. Según algunas estimaciones, el estímulo fiscal representó más de un tercio del crecimiento estadounidense en 2023; sin él, EEUU no parecería una maravilla en comparación con otras economías desarrolladas.

Aún más infravalorado que el impulso del gasto público desbocado es el modo en que el crecimiento monetario ha estado sobrealimentando la economía y los mercados financieros. La Reserva Federal creó tanto dinero durante la pandemia que, según algunos parámetros, la economía aún no ha absorbido totalmente el exceso.

En EEUU, el amplio parámetro de la oferta monetaria conocido como M2 — que incluye el efectivo que se mantiene en cuentas del mercado monetario y depósitos bancarios, así como otras formas de ahorro — sigue estando muy por encima de su tendencia previa a la pandemia. En Europa y el Reino Unido, donde el estímulo monetario fue menos agresivo, el M2 ha vuelto a caer por debajo de la tendencia.

Este exceso de liquidez ha contrarrestado las subidas de las tasas de interés de la Reserva Federal y ayuda a explicar el comportamiento actual de los precios de los activos. Las ganancias empresariales han aumentado gracias al fuerte crecimiento del PIB, pero los precios de las acciones — por no mencionar el bitcoin, el oro y muchas otras cosas — han subido aún más rápido. Esta inusual combinación — valoraciones más altas de las acciones a pesar de tasas más altas — no ha ocurrido en ningún periodo de endurecimiento de la Reserva Federal que se remonte a finales de la década de 1950.

Existen, por supuesto, otras explicaciones razonables de la resistencia estadounidense, como el aumento de la inmigración y el auge de la inteligencia artificial (IA). Pero esto parece claro: con los precios al consumidor y los precios de los activos más elevados en EEUU que en sus homólogos, la economía está recalentada y la Reserva Federal tiene menos margen para recortar las tasas de lo esperado.

Mientras las tasas de interés se mantengan altas durante más tiempo, EEUU se estará buscando problemas peores si sigue registrando déficits cercanos al 6% del PIB; eso es el doble del promedio estadounidense previo a la pandemia, y seis veces el promedio de Europa occidental.

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